Con 33 trabajadores que intentan mantener su empleo, más los numerosos jugadores que como socios ven comprometida su actividad habitual y, además, con el Ayuntamiento de Cabanillas del Campo tratando de que cada cual asuma sus responsabilidades, desde este martes cesaba su actividad en esa localidad el campo de golf que ha sido una de las señas más identificativas del municipio en las últimas tres décadas.
De forma unilateral, la empresa “Green Sire Golf SLU”, que ha sido arrendataria en los últimos años de las instalaciones propiedad de «Cabanillas Golf, SA» –que también incluyen restaurante (con otra razón social e idéntico propietario) y pistas de pádel– comunicaba el cese de la actividad, que se ha materializado formalmente desde el 1 de julio y por supuestas «razones técnicas». Presentó un escrito en el registro municipal el pasado lunes, 30 de junio.
En estos momentos, la realidad no es exactamente la de un cierre estricto. Este diario ha podido confirmar que el acceso al campo era posible durante el miércoles y, de hecho, ha habido golfistas que han practicado por su cuenta este deporte durante la mañana del 2 de julio. Del mismo modo, la plantilla sigue acudiendo a sus puestos de trabajo, según han confirmado algunos de ellos a LA CRÓNICA. A los socios que se acercan se les indica que pueden salir al campo «bajo su responsabilidad».
Discrepancias entre dos empresas
Como se ha puntualizado este miércoles desde el propio consistorio cabanillero, la empresa que tiene el derecho de superficie del campo de golf, cuyos terrenos son municipales, no es «Green Sire» sino la mercantil “Cabanillas Golf SA”.
Fue en uno de los mandatos del ya fallecido Ramiro Almendros cuando se otorgó este derecho, previa licitación, en el año 1994, con vigencia para los siguientes 75 años, lo que supone que debería mantenerse hasta agosto de 2069.
Este diario ha confirmado que el canon anual establecido ha ido siendo ingresado en las arcas municipales y, de hecho, el correspondiente a todo el año 2025 había sido abonado en fecha muy reciente, sin que nada hiciera sospechar el actual desenlace.
Según ha podido saber LA CRÓNICA, el Ayuntamiento está intentando que la Justicia aplique medidas inmediatas para hacer valer las obligaciones contractuales establecidas, lo que incluye el mantenimiento de las instalaciones, obligación desde un inicio de «Cabanillas Golf, SA».
Una de las mayores inquietudes radica, precisamente, en la necesidad de mantener el cuidado del campo de golf, que requiere atención cotidiana e inmediata. De hecho, desde «Green Sire» se ha argumentado ante el Ayuntamiento que en el momento de dar por concluido el contrato de arrendamiento con la titular del campo este se encontraba «en perfecto estado», aunque advertía de que no de mantenerse adecuadamente el deterioro será «inevitable y de difícil reparación».
Dado que «Cabanillas Golf» parece decidida a no continuar con la actividad en ausencia de arrendatario, está por ver cómo se cubre el período de duración incierta, hasta que aparezca un tercero en asumir las instalaciones y su explotación.