Desde el 1 de julio, el campo de golf de Cabanillas está formalmente cerrado. El punto y final lo daba la empresa «Green Sire», que decidía irse y así lo comunicaba. El suelo es municipal, cedido por 75 años al empresario Antonio Carrascosa a través de la sociedad «Cabanillas Golf». Ingredientes que bastan para un embrollo.
Días después, parece que hay más motivos para la esperanza sobre la posibilidad de salvar unas instalaciones que necesitan cuidados constantes y, a cada día que pasa, más urgentes.
























Gestiones discretas (y otras, no tanto)
En la semana que ahora termina ha habido avances, aunque no se hayan hecho públicos. Según ha podido saber LA CRONICA, el punto crítico está en los 33 trabajadores de la plantilla y su continuidad, que se está intentando asegurar.
Junto con eso, la empresa responsable, «Cabanillas Golf», tendrá que ocuparse de regar y mantener los hoyos y las instalaciones conexas, que son las que se pueden recorrer en la galería gráfica que acompaña estas líneas.
Mientras las buenas palabras se concretan en hechos, y en medio del encontronazo judicial entre las dos mercantiles enfrentadas, sigue habiendo quienes recorren el campo cargando con sus palos y bajo su responsabilidad. Los coches de alta gama aparcan en la entrada, aunque la mayoría no usen el cargador eléctrico disponible.
El restaurante está cerrado; la piscina, vacía: los boogies, almacenados junto a la pista de entrenamiento; un enorme árbol caído espera que alguien lo levante.
Mientras, en el cielo ocurre lo de siempre: una rapaz da vueltas y vueltas, eligiendo sin prisas para el almuerzo uno de los muchos conejos que campan a sus anchas por la zona. Así lo hacían antes de que llegaron los golfistas, los albañiles, los chalés que circundan los hoyos y sus propietarios Estos últimos también esperan una solución para que sus casas no pierdan ni valor ni, en algunos casos, buenas vistas.
Una sorpresa reciente
De forma unilateral, la empresa “Green Sire Golf SLU”, que ha sido arrendataria en los últimos años de las instalaciones propiedad de «Cabanillas Golf, SA» –que también incluyen restaurante (con otra razón social e idéntico propietario) y pistas de pádel– comunicaba el cese de la actividad, que se materializaba formalmente desde el 1 de julio y por supuestas «razones técnicas». Presentó un escrito en el registro municipal el pasado lunes, 30 de junio.
Fue en uno de los mandatos del ya fallecido Ramiro Almendros cuando se otorgó el derecho de uso, previa licitación, en el año 1994 y con vigencia para los siguientes 75 años, lo que supone que debería mantenerse hasta agosto de 2069.
Este diario ha confirmado que el canon anual establecido ha ido siendo ingresado en las arcas municipales y, de hecho, el correspondiente a todo el año 2025 había sido abonado en fecha muy reciente, sin que nada hiciera sospechar lo que ha sucedido en fecha reciente.
