Después de los 44 minutos largos, muy largos, del encierro de la víspera, lo del sábado 20 de septiembre de 2025 tenía morbo, incluso para los menos aficionados a este tipo de festejos.
Muchos aficionados en las talanqueras de Santo Domingo, bastantes corredores y, sobre todo, miles de personas abarrotando los tendidos de la plaza desde media hora antes de que «El Rubio» lanzara los tres cohetes de rigor.
Todo, a la espera de ver la evolución de los toros de Alcurrucén, potencialmente complicados pero que facilitaron un buen espectáculo por el centro de la ciudad, encauzados por unos pastores que han echado el resto para que el arranque por la Calle Mayor fuese como debe ser: rápido y sin contratiempos.
Sólo uno de los ejemplares provocó momentos de inquietud al quedar rezagado desde el Jardinillo y provocar más de un susto, fugaz, hasta Santo Domingo. Un buey cerraba también con eficacia.
El toro descolgado no se incorporó al grupo, pero nada que ver con lo visto y sufrido el viernes,
En dos minutos y medio estaban en los toriles los mansos y los toros, entre la satisfacción general.
Muchos respiraron, aliviados.
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