Ocurrió en septiembre de 2024. El Papa Francisco recibía en la Residencia Casa Santa Marta de la Ciudad del Vaticano, –más exactamente, en su apartamento, donde reside– la medalla de la Real e Ilustre Cofradía de Nuestra Señora la Virgen de la Antigua de Guadalajara.
El Santo Padre, según informaba entonces en un comunicado la Junta de Cofradías de Guadalajara, agradeció la entrega de tan distinguido distintivo, siendo informado de la historia de la advocación de Nuestra Señora la Virgen de la Antigua.
El pontífice siguió con atención y curiosidad el relato de la misma y, sobre todo, de la novedad de que ese año, la Virgen de la Antigua, sea portada por cargadores de la Cofradía, a lo que, en tono jocoso, comentó: «¿Pero me quieren de cargador?», bendiciendo a los mismos, a los hermanos de la Real e Ilustre Cofradía y a los ciudadanos de Guadalajara.

