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18 abril 2024
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EL PASEANTE / Reconocer un error (por el Día Internacional de los Museos)

Estamos tan acostumbrados por aquí a las mentiras y a los falsarios que un Museo dedicado a sus obras más selectas, al menos en lo artístico, haría justicia a esta pastueña sociedad y traería turistas. 

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A la vista del titular, es probable que unos cuantos lectores hayan entrado por aquí con la esperanza de leer cómo este paseante se humilla en el reconocimiento de alguna de sus muchas faltas. Desde los autos de fe tenemos por estos reinos mucha práctica en disfrutar con los arrepentimientos ajenos, con hoguera o sin ella.

En este caso, quien acepta el yerro no es quien escribe estas líneas, sino el Museo del Prado, a quien le colaron una escultura falsa antes de que se muriese Franco. Ha sido ahora, en los días en que Pablo Iglesias ha perdido su coleta y ha recobrado la compostura tras años de impostura, cuando los restauradores han certificado que la Virgen de la imagen es cinco siglos más joven de lo que se consideraba. O sea, que es un engaño. Como tantos que andan por ahí impunemente, todo hay que decirlo.

Virgen orante del Museo del Prado, pieza que acaba de acreditarse que es falsa, casi medio siglo después de su adquisición.
Virgen orante del Museo del Prado, pieza que acaba de acreditarse que es falsa, medio siglo después de su adquisición.

Vista a la luz de los nuevos datos, es bien cierto que se le aprecia un aire de Lladró a esta supuesta Madonna peninsular que a alguien debió alertar. En la nota de prensa emitida por el Museo del Prado no se especifica cuánto se pagó ni a quién, que es lo auténticamente mollar del caso… aparte del reconocimiento del engaño. La compró el Patronato Nacional de Museos, franquista como todo en aquel tiempo a los ojos de algunos, en 1971. ¿Cuál será su futuro? ¿La represaliamos? ¿La conservamos?

Hace meses, Miguel Falomir y Emiliano García-Page coincidieron en Sigüenza. Aquel día, el presidente de Castilla-La Mancha se ofreció a pagar lo que se considerase justo para que parte de las obras de arte que se guardan en los almacenes del Prado se expusieran de modo permanente en las salas del Palacio del Infantado. Ha pasado casi un año y nada se ha resuelto al respecto.

Viendo la alabastrina figura falsamente medieval, bien se podría reconsiderar la apuesta de la Junta y reclamar para Guadalajara la muestra de todas las obras de arte falsas de las que se ha ido teniendo constancia en los fondos del museo más importante de España, que no son pocas. Resultaría un espectáculo tan llamativo, atractivo y divertido como pocos.

Mientras quienes tienen autoridad toman alguna decisión al respecto, o siguen haciéndose los locos como hasta ahora, en la capital de la Alcarria seguiremos suspirando por encontrar un mejor uso para ese edificio, del que ya se fue la duquesa previo pago de su importe. Resuelto lo de la propiedad en exclusiva para la «ciudadanía», tan aludida como maltratada, ya solo queda darle un futuro más inteligente al palacio. Mejor, en cualquier caso, que lo sufrido desde que las cenizas de 1937 se rehicieron entre falsos históricos, sótanos inundados y forjados con aluminosis.

Estamos tan acostumbrados por aquí a las mentiras y a los falsarios que un Museo dedicado a sus obras más selectas, al menos en lo artístico, haría justicia a esta pastueña sociedad y traería turistas. 

Para empezar a reponernos, podría ir valiendo…

Nota del Autor: Cada año, cuando llega el 18 de mayo, se celebra el Día Internacional de los Museos. Que vale para lo que vale.

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