Hace semanas, LA CRÓNICA iniciaba una serie, entre gráfica y literaria, para dejar constancia de algunos de los muchos elementos que ocupan la vía pública sin necesidad y con molestia, cuando menos visual.
En aquella primera entrega, mostrábamos los restos de un vehículo en la calle del Dos de Mayo, en el aparcamiento cercano a la puerta principal del cementerio municipal.
Coincidiendo en el tiempo, aunque no exactamente en el espacio, el camposanto de Guadalajara se «adorna» con otro coche tan destrozado como el anterior, aunque menos abandonado, pues tiene rastros de ser utilizado por alguna persona. Hablamos del que se encuentra en el aparcamiento del cementerio en la Avenida de Pedro Sanz Vázquez.
Una lectora del periódico, María Dolores, le contaba su experiencia a esta Redacción:
«Yo llevo pasando 4 meses por el cementerio y el mini zoo y prometo que no miento. Hay un coche abandonado allí desde que paso todos los días y alguien duerme allí. No tiene ruedas ni matrícula. Sé que duermen allí porque por las mañana cuando voy a trabajar a las 7 veo las camisetas sujetas por las ventanillas y un día vi bajarse a alguien. Llamé a la Policía Local y me dijeron que lo tenían controlado pero que todo lleva su tiempo. Cuatro meses y sigue ahí. En mi ciudad, ya que no soy de aquí, la grúa ya se lo hubiera llevado pero en fin…»
El coche-vivienda, cuyas ruedas han sido concienzudamente eliminadas y sustituidas por calzos de material, obliga a una condiciones penosas a quien lo ocupe.
En su interior, para colmo de sorpresas, hay incluso una videocámara de hace décadas, similar a la que utilizaba Michael J. Fox en «Regreso al futuro», la película de 1985.
Como si el título de la vieja película, recientemente recuperada por la televisión, se empeñase también en ilustrar esta situación:
