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5 diciembre 2025
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EL PASEANTE / Falsa alarma: no es un solar menos

¿Se imaginan que por cada solar hubiera un pequeño jardín con tres bancos y buena sombra? Otros lo han hecho y los lectores de LA CRÓNICA lo saben.

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Antes, la riqueza de las ciudades se medía por el número de grúas que se contaban desde lejos en su horizonte.

Ahora, al menos en esta ciudad, la riqueza se mide por el número de sus jubilados y el de los que aceptan trabajar en la logística, vengan de donde vengan y hasta que aguanten el cuerpo y la familia.

En pleno día del Corpus –el de verdad, el del Jueves que reluce más que el sol sin sombra que atempere el agobiante calor– una grúa de muy grandes proporciones ha despertado añejas sensaciones. ¿Una nueva obra? ¿Desaparecerá alguno de los más de cien solares que salpican la ciudad?

De la ilusión, la frustración.

No, no es una grúa para construir viviendas sobre ningún solar.

El Ayuntamiento ha incomodado a los vecinos de Dávalos y sus alrededores, incluidos los garajes, para facilitar el cambio/recambio de un gran aparato de aire acondicionado, que al parecer no podía ser sustituido de otra manera dadas sus grandes dimensiones que haciéndolo volar por encima de los tejados. Durante la mañana yacía sobre el suelo, como un naufragio de tierra adentro.

Plaza de Dávalos el 19 de junio de 2025. (Foto: La Crónic@)

Más arriba, por tanto, el solar de la vieja cacharrería seguirá siendo solar, aunque ya cuenta con licencia para edificar allí varias viviendas. Una antigua casa solariega espera, unos metros más abajo, que la piqueta la derribe. Más allá, el barbecho del resto de solares de la inacabable letanía que es Guadalajara.

El paseante, a fuerza de insistir, ha encontrado la manera de alcanzar su destino entre las calles cortadas a los coches y a los peatones para llegar, jadeando, a escribir estas líneas.

Este día, Madrid se despierta con la noticia de una inversión millonaria para resguardar la Puerta del Sol de, precisamente, el sol que achicharra y aplasta bípedos contra la piedra.

Aquí, ni el tísico chorrito que moja y no refresca ni los telones tantas veces prometidos ni el magro consuelo (bastante ruín) de ver a los trabajadores del otro lado del Atlántico sudando la gota gorda mientras agujerean la Calle Mayor para encierro de los toros. Ajeno a la calorina, uno de ellos baila merengue. Psicología positiva se llama eso.

Aquí, por no ser ni siquiera es el Corpus de verdad, pues los que se asfixian y desmayan están en Toledo, zurrándose la badana y las desconfianzas por la política nacional entre Page, Núñez y Tolón.

Pero estamos en Guadalajara.

¿Se imaginan que por cada solar hubiera un pequeño jardín con tres bancos y buena sombra? Otros lo han hecho y los lectores de LA CRÓNICA lo saben.

Soñar no cuesta dinero, aunque no quita el calor. Insistir ante quien no escucha tampoco lo resuelve.

Habrá que seguir.

Por la sombra.

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