Javier Sanz Serrulla es un escritor ubérrimo. Quien no tenga claro el concepto, puede acudir al Diccionario de la RAE o a la bibliografía de este docto e incansable seguntino antes que a los poemas, tan olvidados, de Rubén Darío.
Lo de las «ínclitas razas ubérrimas» no es de aplicación para todos los seguntinos, pero sí para este médico, historiador, cordial conversador y antiguo portero de fútbol. A torero no llegó pero sí que tuvo tiempo de escribir de los toros y Sigüenza, con conocimiento sobrado como para darlo a imprenta y dejarlo para los anales.
Ahora, el 29 de mayo de 2025, sus muchos amigos tienen con él cita física y de agradecimiento en la sede del Colegio de Médicos de Madrid.
Allá, en el caserón de la calle Santa Isabel, hay un aula que lleva por nombre el de Ramón y Cajal. De ese modo, no podía haberse elegido otro lugar para la presentación de «Cajal y Madrid», la por ahora última obra de Javier Sanz, de Ediciones Cinca.
Como además de vecino de la Villa y Corte sigue siendo y ejerciendo de seguntino, a Javier Sanz no se le ha olvidado recordar en esas páginas el paso de don Santiago por la Ciudad Mitrada allá por 1929, a los 77 años y alojado en la calle Medina, para más señas. La estancia seguntina del Nobel terminó de forma accidentada, aunque los detalles los dejamos para quienes quieran buscarlos, y encontrarlos, en esta cuidada obra.
Un libro, como bien se ve, cargado de sorpresas.
