Al Ayuntamiento de Guadalajara le ha costado lo indecible apañárselas para gastar más de 3 millones que, en puridad, no eran suyos, pues procedían del aval dejado por Reyal antes de quebrar y, con ello, dejar sin desarrollar el sector previsto en la parte que está dentro del término municipal de la capital en el alto de Villaflores.
Según apuntan los actuales responsables, además del deambular de conejos entre cardos y alguna que otra seta despistada podemos estar cerca de asistir al brotar de viviendas exactamente allí, donde se planificaron. Con otro promotor, claro.
«La rehabilitación del poblado de Villaflores forma parte de las obras de urbanización del sector SP 93, del año 2000, donde en su momento se resolvió la condición de agente urbanizador, por incumplimiento, ejecutando el aval», recuerdan desde el Ayuntamiento.
«Esperamos que este sector arranque en este mandato y también puedan culminar las obras de urbanización y la construcción de viviendas allí pero, entre tanto, queremos poner a disposición de la ciudadanía el poblado de Villaflores para que se pueda visitar», ha planteado el concejal Alfonso Esteban.
Unas obras diferidas durante años
Ha pasado una década y aún siguen algunos ciudadanos y, aparentemente, todos los políticos, suspirando para que el poblado que diseñó Velázquez Bosco no termine por los suelos, como en buena parte así ha sido. En el penosísimo desarrollo de todo esto han participado activamente, valga la ironía, tanto el PP como el PSOE y también el desaparecido Ciudadanos por su gestión, o falta de ella, a lo largo de todos estos años.
Para todos los anteriores habrá sido de interés la rueda de prensa ofrecida el martes por el concejal Alfonso Esteban y un técnico municipal. Los lectores de LA CRÓNICA podrán valorar, con lo que a continuación se relaciona, si merece la pena el tiempo transcurrido, la inversión que se está haciendo y el futuro que espera a ese histórico conjunto desde la casa principal (que es propiedad privada) al conocido palomar, pasando por las casas de los trabajadores y la ermita.
Atrás ya quedó la primera fase de rehabilitación del Poblado de Villaflores, que supuso la consolidación de todos los edificios de este conjunto arquitectónico declarado Bien de Interés Cultural (BIC).
Ahora, el Ayuntamiento de Guadalajara anuncia que va a acometer ahora una segunda fase, con una inversión de 907.000 euros, con la que deberá conseguirse la restauración completa de varias edificaciones y de los espacios exteriores. La consecuencia es que, según se promete, el conjunto se podrá visitar en 2026.
Lo anunciaba este 18 de febrero ante los periodistas el concejal de Urbanismo y responsable del Poblado de Villaflores, Alfonso Esteban, acompañado por el jefe de Urbanismo, César Gismera, recordando el compromiso realizado por la alcaldesa de Guadalajara, Ana Guarinos, «cuando el pasado mes de julio se culminaban las obras de la primera fase, que se ejecutaron en 14 meses, con una inversión de 2.357.113 euros, y que consistió en abordar la consolidación de los edificios y que no se produjeran más desplomes, ni colapsos, además de garantizar la impermeabilidad y evitar que se continuarán vandalizando los edificios, con un vallado perimetral».
«Estamos ante un Bien de Interés Cultural que es propiedad del Ayuntamiento de Guadalajara que ha estado muchos años abandonado y debemos conservar y mantener y es lo que hace el actual equipo de Gobierno», ha señalado Esteban, agradeciendo la labor de los técnicos en el desarrollo de estos proyectos.
«Ya se han incorporado los créditos de esta actuación al presupuesto de 2025, créditos que corresponden al aval del agente urbanizador que en su día se ejecutó», ha explicado Esteban, que es además concejal de Hacienda.
El jefe de Urbanismo, César Gismera, ha mostrado los paneles informativos con algunas imágenes del antes y el después, de esta primera fase en el Poblado de Villaflores, desarrollada por una UTE y dirigida por el arquitecto Juan de Dios de la Hoz, «que han hecho una labor magnífica en una obra de enorme complejidad, donde la rehabilitación se ha tenido que hacer conservando los materiales originales y casi teja a teja y ladrillo a ladrillo, donde ahora se va a abordar esta segunda fase para poner a disposición de la ciudadanía el conjunto arquitectónico y que se pueda visitar, en tanto y cuando se le da un uso definitivo».

Y todo esto… ¿para qué?
Esteban ha informado de que ya está en marcha la contratación de la asistencia técnica para la redacción del proyecto, que tiene un plazo de tres meses, estimándose un plazo de ocho meses para la fase de obra. «Con los procesos de licitación, estimamos que las obras de la segunda fase podrán estar concluidas en año y medio y entonces los vecinos puedan disfrutar de este conjunto histórico».
Esta segunda fase plantea la rehabilitación completa de la capilla, un edificio con una planta de 136 metros cuadrados, que servirá de centro de interpretación del conjunto agropecuario, así como la rehabilitación íntegra del interior de una de las viviendas de los colonos donde se podrá mostrar como era la vida de estos agricultores de principios del siglo XX.
Además, se va a rehabilitar y limpiar el interior de otros edificios para que se pueda observar su interior, como el palomar, la bodega, y uno de los grandes almacenes. «Por último, esta segunda fase también contempla acondicionar y urbanizar parcialmente los exteriores, para facilitar las visitas y evitar las zonas de embarrado, así como ejecutar un módulo de aseos y taquillas, y dar un servicio de abastecimiento de agua, saneamiento y electricidad, mínimo, para poder atender las visitas, que entendemos deben ser guiadas y programadas«, ha añadido el concejal.
Por último, Alfonso Esteban recordaba que el Poblado de Villaflores también cuenta con un edificio de titularidad privada, como más arriba indicábamos. Allí cayó la espadaña que, aunque con notoria demora, se repuso.



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