A preguntas de los medios este lunes en Toledo, García-Page ha señalado que está dispuesto a aguantar «cualquier tipo de consideración» si a cambio lo que hay es una política en la que cree.
«No estoy dispuesto a dar lecciones a nadie, ni ser el más listo de la clase, lo que digo es que esa es mi posición», ha indicado, para agregar que «es bastante inmune» a las descalificaciones personales aunque ha reconocido que el que un presidente o un ministro «te diga algo que suena muy fuerte, pues, como comprenderás, no se lleva bien pero te terminas acostumbrando».
Con todo, ha afirmado que él no toca «las narices a nadie» sino que opina. «Si el problema es que a alguien le siente mal que uno opine lo que esa misma persona ha pensado antes y antes y antes (…). Si el único problema es que en 2015 firmamos un acuerdo con Pedro Sánchez y yo lo seguiría firmando, lo que no sé es si otros lo harían».
Sobre si espera alguna comunicación por parte del Gobierno para aclarar estos mensajes, García-Page ha dicho que no lo sabe pero que está dispuesto siempre a hablar «con cualquiera». «Pero vamos, me temo que no me van a mandar ningún mensaje», ha lamentado.
Finalmente, el presidente regional ha afirmado que en la vida «es bueno» ser autocrítico y tener «una cierta tolerancia» y ser «permeable» a la crítica. Algo que ha afirmado «ayuda» porque «te permite aprender de las cosas e incluso reflexionar». «Yo siempre reclamaré la mayor dosis posible de autocrítica y también de tolerancia a las discrepancias».
«Si hay algo evidente en estos mensajes, sobre todo en los de la primera época, es que se estaba demostrando en una dosis muy alta una cierta intolerancia a la crítica o al que pudiera opinar de otra manera. Y en esa dinámica ya estábamos presidentes autonómicos que estábamos dispuestos a seguir diciendo no nada negativo, sino lo mismo que decíamos», ha concluido.