Las claves de esta noticia:
- Los niños de la Residencia-Internado de San Ildefonso ensayan para cantar los números del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad en el Teatro Real.
- Participan 28 menores este año, quienes comparten sus experiencias de nervios y emoción antes del evento.
- Ángel, Aurora y Kyron, entre otros, han recibido consejos de sus educadores sobre cómo manejar los nervios y cuidar su voz durante las actuaciones.
- Los ensayos son fundamentales, realizándose dos o tres veces por semana para sincronizar y practicar la lectura de los números.
- A pesar del nerviosismo, los niños están ilusionados por el reconocimiento de sus familias y amigos durante el sorteo.
Los niños de la Residencia-Internado de San Ildefonso de Madrid llevan desde octubre ensayando para extraer y cantar los números y premios del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, que se celebrará en el Teatro Real este lunes 22 de diciembre. Este año, participan 28 menores.
Entre los veteranos se encuentra Ángel, de 12 años, que participa por cuarta vez y anima a otros niños y niñas a apuntarse al Sorteo porque «mola mucho», porque «cantar es bonito» y es una «experiencia única».
«Me gusta cantar y, si hay algún premio, mejor», afirma en una entrevista con Europa Press. De hecho, recuerda que uno de los años cantó el Gordo y fue «muy feliz».
Ángel dice que siempre ha sentido nervios pero luego sale al escenario del Teatro Real y se siente bien. «Al principio cuando entro y les veo (a los asistentes), me pongo nervioso pero cuando canto, no los miro», asegura.
A los niños que participan por primera vez, les recomienda que «no tengan miedo» porque «no va a pasar nada si se equivocan», y cuidar la voz. «En octubre, cuando empezamos a ensayar, pues bueno, grito un poco pero en diciembre ya me calmo», remarca.
También repite Aurora, de 10 años, que participará por segunda vez en el Sorteo y explica que le produce «mucha emoción». «A veces siento emoción o nervios o incluso felicidad porque estoy haciendo algo muy importante que no mucha gente puede hacer», enfatiza.
«RESPIRAR DOS VECES Y VOLVER A INTENTARLO»
El año pasado reconoce que estaba «muy nerviosa» pero le recomendaron que, si dudaba con un número, «respirase dos veces y lo volviese a intentar». Además, cuenta que se le cayó una bola, la recogió y continuó cantando. «Tampoco pasa nada», añade.
La pequeña explica que lo que más le cuesta es «el soniquete». «A veces no me salía, entonces como que me ponía de los nervios y no tenía tanta paciencia», admite. Sobre la preparación de la voz, Aurora indica que los educadores les aconsejan cuidarla para no quedarse afónicos. «Por ejemplo, si juego al fútbol, pues no gritar tan fuerte y ponerme tan emocionada», señala.
Otro de los niños que cantará en el sorteo es Kyron, de 10 años. Repite por segundo año consecutivo y cuenta que a pesar de los nervios, le «gustó» la experiencia. «Me pongo un poquito nervioso, pero se me pasa», comenta.
La educadora social Arancha Martínez ha explicado que este año van a participar 28 menores, 16 niñas y 12 niños con edades comprendidas entre los 10 y los 14 años y de diferentes nacionalidades (española, boliviana, nicaragüense, guineana y hondureña, entre otras).
El casting se realizó a mediados de octubre y, a partir de ese momento, probaron la tonalidad de sus voces y formaron las parejas. Todos los niños y niñas se han presentado voluntarios. Los que no pueden cantar, se dedican a extraer las bolas.
DOS O TRES ENSAYOS A LA SEMANA: «SE TIENEN QUE SINCRONIZAR»
Según explica Martínez, hasta el día del Sorteo, los niños seleccionados participan en ensayos «dos o tres veces a la semana». «Van cantando, van leyendo, se les enseña a leer perfectamente el número y a cantar, se tienen que sincronizar», comenta.
También ensayan cómo tienen que introducir las bolas en el alambre, primero la del número y después la del premio, y se preparan para el momento en el que sale uno grande. «Si surge un premio que sea distinto a mil euros, pues entonces el otro niño tiene que tapar (el alambre)», precisa. Asimismo, les enseñan cómo mantener una buena postura.
Tal y como puntualiza Martínez, «lo más difícil es el ritmo». «Tienen que mantener un ritmo vivo para que la tabla más o menos dure unos 15-20 minutos y el mayor miedo que tienen es a que se les caiga la bola», apunta.
A pesar de sus temores, asegura que están «muy ilusionados» porque «les van a ver su familia, sus amigos» y que la noche previa al Sorteo «a muchos les cuesta dormir» porque están «muy nerviosos».
Precisamente, para gestionar esos nervios, los educadores sociales les acompañan y les preparan para imprevistos así como para los casos en los que no les toca cantar ningún premio gordo. «Lo importante es estar ahí, disfrutar de ese día, cantarlo lo mejor posible», zanja.
