Crónica de Miguel Redondo
Por la mañana, hicieron los toros de Zalduendo –propiedad de los herederos del millonario mexicano Baillères– una carrera limpia, aunque con el percance de un joven que salió despedido de las tablas, quedando tendido en el suelo a la altura de Santo Domingo y que fue atendido de un fuerte golpe en la cabeza. De eso, el lector tuvo cumplida cuenta en las informaciones, al minuto, de LA CRÓNICA.
Por lo demás, el encierro trascurrió con normalidad. Nuevamente se pudo ver la destreza de los buenos corredores locales y de los llegados desde distintas zonas de la geografía española. Todos junto, para correr en distintos tramos del encierro, especialmente donde los toros llegan más templados, que es en la calle Capitán Arenas.
Estos mismos toros estaban destinados a ser lidiados a las seis de la tarde por los diestros Sebastián Castella, Pablo Aguado y Tomás Rufo. El equipo veterinario rechazó en el reconocimiento tres toros, los lidiados en segundo, tercero y sexto lugar. El motivo aparente, manipulación de las astas.
Ficha del festejo
Cuarta corrida del abono de la Feria de la Antigua. Toros de Zalduendo. Menos de tres cuartos de entrada. Temperatura fresca, sopló el viento con ráfagas molestas. Corrida descastada y mansa en líneas generales.
- Sebastián Castella. Silencio y palmas.
- Pablo Aguado. Silencio y silencio.
- Tomás Rufo. Oreja con petición de la segunda y oreja.
Sebastián Castella
Castella poco pudo hacer con el que abrió plaza salvo intentar torear a la verónica al primero de la tarde, de embestida dormida. En el caballo quiso, aunque se quedó debajo del peto sin poder empujar al montado.
El de Zalduendo, de acusada mansedumbre, buscó su querencia a tablas y puso en dificultades a la cuadrilla del francés. Pegaba arreones cuando tenía a los peones en su jurisdicción. Un toro sin embroque, que no quiso pasar por las telas de Castella a pesar de que lo intentara. El diestro llegó a la conclusión de que era misión imposible y abrevió. Se fue de la suerte y dejó una estocada baja. Fue silenciado.
Con el cuarto tendría más suerte, ya que el toro se movió más y le permitió lancearlo de capa con algunas verónicas. Brindó al público y comenzó a cimentar faena ante un toro con nobleza, que obedecía los toques por los dos pitones, ligando y templando los muletazos, con la muleta baja. Así, le pudo aguantar cuatro series para conquistar al público, con el epílogo de unas manoletinas. Tenía cortada la oreja pero pinchó en dos ocasiones, dejando finalmente una estocada entera. Escuchó palmas.
Pablo Aguado
Pablo Aguado se estrelló con un lote imposible. Al segundo apenas lo pudo recoger con el capote, otro manso de libro que llegó rebrincado a la muleta del sevillano. Apenas le dejó intentarlo con la mano diestra, hasta que se rajó y tuvo que buscar al de Zalduendo en su huida a las tablas.
Dejó Aguado una estocada atravesada, que no fue suficiente. Luego llegaría un mitin con el descabello: el toro le hizo hilo en numerosas ocasiones, no encontrando la muerte; a veces, porque fallaba y otras, por que le costaba descolgar al toro. Sonaron dos avisos y a punto estuvo de escuchar un tercero. Fue silenciado.
El quinto tampoco le dio demasiadas opciones. Tenía ante sí un toro terciado que no le permitió torear de capa y que, luego, echaba la cara arriba en su encuentro con el caballo.
Sensacionales en banderillas Iván García y Fernando Sánchez, a los que el público obligó a saludar montera en mano.
Apenas destacar para el recuerdo el inicio de faena, con muletazos por abajo, con la rodilla genuflexa. A partir de ahí, el toro no quiso pasar. Lo intentó Aguado con la diestra, poniéndose muy en corto, pero el toro nunca quiso ir para adelante. Dejó una estocada arriba, para volver a fallar reiteradas veces con la cruceta. Fue silenciado.
Tomás Rufo
La tarde la salvó el toledano de Pepino, Tomás Rufo.
Al que hacía tercero le costó meterlo en el capote, pero finalmente se afianzó y consiguió tres verónicas de manos bajas abrochadas con una ajustada media.
Sensacional la labor de los banderilleros Fernando Sánchez y Andrés Revuelta, que saludaron tras parear.
Faena importante de mando, manos bajas, firmeza de plantas y temple para conducir la embestida del toro de Zalduendo por abajo, con muletazos que barrieron la arena. El público entró desde el principio y mantuvo el interés por los dos pitones, el epílogo llegó con unas manoletinas inspiradas en el toreo de Mondeño. Dejó la estocada arriba y tras una fuerte petición solo se le concedió una oreja, que bien pudieron ser dos.
Al sexto le faltó poder, pero tuvo nobleza. Por momentos entró en la muleta del toledano, que planteo una faena medida de mucho ajuste en muletazos de series cortas por los dos pitones en la distancia corta. Una faena medida y reposada para poner el punto final con un desplante en la cara del toro, cuando sonaban los cascabeles de las mulas. Dejó una estocada caída y tras la petición del público, cortó otro trofeo, que le daría el pasaporte para salir por la puerta grande de Las Cruces.
••• La corrida, bajo el objetivo de Álvaro Arroyo •••
Y como colofón del festejo y de toda la Feria, una amplia galería de magníficas imágenes taurinas de Álvaro Arroyo para LA CRÓNICA, el diario que ha servido a sus lectores las mejoras fotografías de los encierros y las corridas en este 2025.

























