Savigny es una de las plazas más agradables de Berlín. Quizá, precisamente, porque es más parque que otra cosa. También, porque las terrazas de las calles que la circundan son variadas y animadas. Y porque bajarse del metro que la sobrevuela y encontrarte de bruces con una elegante librería llena de volúmenes de arte y de gran formato te eleva el espíritu… y te vacía el bolsillo, a la que te descuidas. Son las delicias del barrio de Charlottenburg, uno de los más chic que puedes pasear aquí.
Además de alimentar el alma, la capital alemana –en cualquiera de sus barrios– tiene mucho donde dar de comer al cuerpo. Tanto, que son 22 los restaurantes de Berlín con estrellas Michelin: este año, se contabiliza un restaurante con tres estrellas (el Rutz de Chausseestrasse), 4 de dos y 17 con una.
Pero hay mucho más, por todas partes.
Cerca de Savignyplatz se encuentra Brikz, uno de esos restaurantes memorables en una capital que destaca, como es bien sabido, por su oferta gastronómica. La Guía Michelin lo cita y, aunque es imposible bajar de 100 euros el cubierto, no tiene estrellas. Ni falta que le hacen. Al menos, por ahora.
En el 53 de Grolmanstraße se encuentra este local, sobre lo que antes fue un club de jazz. Como sumo pontífice de los milagros que allí se obran oficia un chef insultantemente joven y cordial, Arne Anker.

Sólo sirve cenas y cena fue lo que ofreció este mes de octubre en Madrid a un grupo de periodistas, incluida LA CRÓNICA. Toda una experiencia.
Por allí desfilaron gambas de Glükstadt a la berlinesa, entrecot con guanciale, una pulga de pescado al estilo Treptow y, sobre todo, una excelente anguila berlinesa, que ilustra la cabecera de esta información.



El mismo cuidado en la elaboración de los platos lo aplica Anker a los vinos, esencialmente blancos pero también un tinto de 2022 digno de nota.
Arne Anke salió más que airoso del compromiso, ayudado por la buena infraestructura de Kitchen Club y su eficiente personal.
Al éxito contribuyó sobremanera la organización del acto por parte de Visit Berlin y de la Oficina Alemana de Turismo en Madrid.

Y a ti y a mi, en la próxima visita a Berlin nos quedará el fácil compromiso de no equivocarnos, seleccionando mesa y mantel a la altura de nuestras posibilidades. Es difícil fallar, a poco que analices.
Salchichas también hay, ya lo sabes. Y saben muy bien, como los espárragos en mayo o cualquier otra delicia local.
Berlín está ahí, para comérsela.
