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4 diciembre 2025
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EL PASEANTE / A palazos en el Ayuntamiento

El pádel en Guadalajara, en su Plaza Mayor y como metáfora de la política municipal, bajo el análisis y con el estilo propio de El Paseante.

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La Plaza Mayor de Guadalajara se está convirtiendo estos días en una pura metáfora de la vida municipal, más allá de la anécdota concreta que nos ocupa.

Llega una nueva edición del «Día del Deporte en Guadalajara», que será este próximo sábado y a la sombra de las Casas Consistoriales se trabaja intensamente.

Están instalando una pista de pádel donde hace ahora un año creció una playa de arena, aunque sin agua. A veces hasta nos asombran y sería cicatero no reconocérselo.

Instalación de la fugaz pista de pádel en la Plaza Mayor de Guadalajara. (Foto: La Crónic@)

La empresa que está levantado alambradas y cristaleras donde todos los días sólo hay calor y piedra parece eficiente, con lo cual estos trabajos se hacen de una forma rápida.

El expediente administrativo para su contratación habrá llevado, con toda seguridad, mucho más tiempo que el necesario para la ejecución del encargo.

Si algún día se consigue que la cosa pública sea rápida en arreglar lo que desarregla o en resolver los problemas que no sabe atajar a tiempo ¡qué distinto, para bien, sería todo!

Habremos de conformarnos con los palazos del Ayuntamiento este fin de semana, más inocuos que los que otros practican de forma cotidiana, sobre todo los concejales más sedicentes.

Para aviso de ignorantes, aclaremos que en el pádel no se dan raquetazos porque no se usan raquetas, sino palas. Y los bolazos los reciben las paredes, pues sólo de manera ocasional los golpes llegan más allá del cubículo donde se practica este deporte. No hay constancia de ningún descalabrado entre los espectadores, mientras que sí los hay entre los sufridos administrados de cualquier Administración.

En algo fácilmente observable que en la política los golpes y sus consecuencias llegan casi siempre más allá, a ese mundo exterior que con tanto ahínco se empeñan en desconocer las corporaciones, más dadas a inventar su propia realidad que a mejorar la existente.

En los últimos días, no han faltado nombres que, siendo ediles y copartícipes del invento, tanto desde el gobierno como desde la oposición, han aportado su dosis de ácido y hiel. Lo de costumbre, ya saben. Tan aburridor como siempre.

Al menos por ahora, y que siga así, los palazos en el Ayuntamiento son de palabra que no de obra, mientras otros no hacen más que pecar de omisión.

Ya sólo nos queda ver si alguno de los interfectos, además, es capaz de ponerse en pantalón corto y echar un partidillo. Alguno de los candidatos para el espectáculo seguro que tiraría a dar al contrario, no con afán de ganar el punto. Es la costumbre. Para no variar.

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