La imagen que ilustra este comentario no se ha tomado, obviamente, en Guadalajara. La incapacidad para organizar una feria taurina en la capital alcarreña ha impedido que Emiliano García-Page se siente este año en el coso de Las Cruces. Ya van dos consecutivos. No se sabe qué pasará en 2022.
Sí que se le ha podido ver como un espectador, en cambio, en Albacete. Allí se está celebrando la Feria de la que tan orgullosos se sienten los albaceteños y, dentro de ella, no faltan carteles de primer nivel. Casi como si hubieran normalidad frente a la pandemia, aunque con mascarilla. Un 11-S muy taurino el de esa capital manchega.
El presidente de Castilla-La Mancha es, por lo demás, un reconocido aficionado a las corridas de toros, circunstancia de la que hasta ahora no ha renegado.