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24 abril 2024
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EL PASEANTE / ¿Quién necesita contenedores de basura habiendo papeleras? El misterio de la calle San Gil

Tiene su punto de ironía que lo de la limpieza de las ciudades venga alimentando con argumentos a los gacetilleros desde el siglo XIX hasta el XXI, sin solución de continuidad ni de resolución. Un año después, seguimos con lo mismo, corregido y aumentado.

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Fue hace ya más de un año cuando este paseante se hizo eco de un fenómeno casi paranormal, que se daba todos los días en un punto muy concreto de Guadalajara. Pasa el tiempo, pero el asunto permanece, empeñado en merecer llegar a los anales de la contumacia arriacense.

Por aquel entonces, en febrero de 2022, aludíamos a que «de repente, una bolsa de basura orgullosa de serlo se planta ante nosotros y debajo de nuestra pituitaria, para que no la ignoremos». Ahí estaba, rotunda y en equilibrio inestable pero permanente:

Bolsa de basura en una papelera de Guadalajara, a la espera de su futuro el 21 de febrero de 2022. (Foto: La Crónic@)
Bolsa de basura en una papelera de Guadalajara, a la espera de su futuro el 21 de febrero de 2022. (Foto: La Crónic@)

No era la primera y ni siquiera una de las primeras, porque ya por entonces los vecinos habían llegado a movilizarse, por escrito, en el intento de que ese vecino irreductible (o vecina, que el incivismo no discrimina por géneros) entendiera que si los contenedores no están cerca de su casa es por su bien. Quizá nadie le haya explicado que este es un ejemplo más de lo mucho que nos cuida la municipalidad, empeñada por la vía de lo sostenible y de lo insostenible en hacernos andar todo lo que puede y un poco más, porque el ejercicio es salud. Más o menos, como todas las vueltas y revueltas que hay que dar para entrar o salir de ese agujero negro cósmico que para el viandante son las obras de Miguel Fluiters.

En plena Cuaresma de 2023, el anónimo pecador (urbano, que no de la pradera) sigue a lo suyo, que es atiborrar de basura esta papelera de la calle San Gil, frente al Liceo Caracense. Incluso parece que le han salido seguidores, auténticos apóstoles en su misión de redimirnos de nuestro pacato civismo por la vía de los hechos. La imagen que sigue es del jueves pasado. La que encabeza este artículo, de este domingo. A Guadalajara le ha salido una nueva cofradía.

Papelera rebosante de basura en la calle de San Gil el 9 de marzo de 2023. (Foto: La Crónic@)

Quizá los responsables del turismo municipal podrían animarse e incluir todo esto como una atracción para los foráneos, dados los siempre escasos motivos de interés que somos capaces de aportar al turista que cae por la ciudad. Ver el patio renacentista de don Antonio de Mendoza, a escasos veinte metros, es casi siempre imposible. La bolsa de basura, en cambio, siempre está ahí, constantemente renovada para que no salgamos de nuestro asombro.

Vivir en Guadalajara es, a veces, una aventura emocionante, llena de sorpresas para nuestra vista y nuestra paciencia.

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