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22 julio 2024
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2 kilómetros de alfombra en Almonacid para el Corpus

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La localidad guadalajareña de Almonacid de Zorota celebrará el domingo, 2 de junio, el Corpus que, tras la eucaristía, se iniciará con la procesión de la Custodia, bajo palio, portando el cuerpo de Cristo, como siempre fue tradición.

El orden del desfile se mantiene con el paso de los años, encabezado por el estandarte de la Hermandad del Santísimo Sacramento, bien visible su distintivo y escapulario, ha informado el Ayuntamiento en nota de prensa.

Le seguirán el resto de las cofradías de la villa, que abrigan a la Custodia con dos filas de sus miembros portando antorchas encendidas, y también los niños que han hecho la primera comunión recientemente.

El recorrido de la procesión atraviesa el casco antiguo de Almonacid, con salida y llegada en la Ermita de la Virgen de la Luz. Los almorcileños, organizados por calles y barrios, reciben a la comitiva con altares distribuidos en diferentes lugares del itinerario, con el corazón de Jesús como protagonista, que adornan con imágenes, colchas, alfombras de colores en el suelo y mantones en los balcones y ventanas.

Están situados en las calles de Cervantes, Mayor, a la altura del Centro de Mayores, San Sebastián, de nuevo Mayor, en el cruce con la calle Virgen de la Luz y Gobernador, Plaza del Coso, dos en la calle del Trinquete y el último, frente a la Ermita.

La decoración y montaje de este altar es un privilegio que se reserva al hermano mayor de la Cofradía. En los años setenta del pasado siglo y unos años después de la recuperación de la tradición del Corpus, adormecida durante el éxodo rural, llegó a Almonacid el médico, José María Madrigal, quien posteriormente fue alcalde de la villa.

Fue su esposa, Engracia, quien relanzó la tradición de las alfombras del Corpus. De origen canario, trasladó a la villa alcarreña las costumbres de su tierra natal, en perfecta extensión de las que ya había en Almonacid. De este modo, los barrios empezaron a cuidar más sus alfombras, extendiéndolas por las calles.

Inicialmente, las embellecían con césped recién cortado, posos de café, cáscara de huevo, arena y pétalos de flores. Posteriormente, cuando la festividad adquirió una nueva dimensión, se comenzaron a decorar con serrín teñido.

El historiador popular de Almonacid, Román López, fija en 1978 el comienzo del recorrido de la procesión del Corpus tal y como hoy la conocemos, con todo el pueblo de Almonacid unido ese año por una alfombra de colores ininterrumpida.

En la actualidad, las alfombras multicolores conservan materiales utilizados años atrás, aunque ahora predominan el serrín y la viruta de madera teñidos. En total, se emplean unas tres toneladas de material.

La creatividad de los vecinos aumenta cada año, con el diseño de figuras y motivos de gran vistosidad, con una infinita gama de colores que destaca sobre el asfalto y adoquines de las calles por los que transcurre la procesión, sobre unos dos kilómetros hermosamente adornados.

Suelen ser estampas simétricas y geométricas, florales, religiosas y otros motivos ornamentales, pero cada edición muestra bocetos diferentes y llamativas sorpresas, al igual que ocurre con las alfombras principales que decoran cada altar.

En este año, en el que se recupera la celebración, los diseños prometen ser espectaculares. El alfombrado engalana el recorrido completo de la procesión, ensamblando los ocho altares de otros tantos barrios. Cada calle organiza a sus vecinos.

Los barrios comienzan a teñir el material, se marcan con tiza en el suelo las líneas donde irán las alfombras y se pintan bocetos de cómo serán los altares.

A media mañana, la villa alcarreña brilla, hermosísima, con sus calles tapizadas de una gama infinita de colores. Una vez acabado el trabajo, también resulta necesario cuidarlo, mimarlo, para que al paso de la procesión continúe perfecto, regándolo para mantener el color original.

Aparte del alfombrado por las calles que quedan unidas por un tapiz de colores y la construcción de los ocho altares, engalanan sus fachadas y balcones con tapices y mantones, convirtiendo a Almonacid de Zorita en una enorme exposición al aire libre.