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22 abril 2024
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A punto de desaparecer otro monumento más en la provincia de Guadalajara

Se trata esta vez de la ermita de la Virgen de la Carrasca, construida en el siglo XIII. Sus restos, que son cada vez más escasos, se encuentran a 6 kilómetros al norte del caserío de Rillo de Gallo, en el Señorío de Molina.

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Los encargados de la «Lista Roja del Patrimonio», una iniciativa de la asociación Hispania Nostra, tienen en la provincia de Guadalajara un auténtico filón, para desgracia de todos. Uno de cada tres monumentos amenazados en Castilla-La Mancha y que están en esta relación se ubican en Guadalajara. Exactamente, son 34 los actualmente incluidos. Y el último acaba de entrar este mismo miércoles.

Se trata esta vez de la ermita de la Virgen de la Carrasca, construida en el siglo XIII. Sus restos, que son cada vez más escasos, se encuentran a 6 kilómetros al norte del caserío de Rillo de Gallo, en el Señorío de Molina. Forman parte del poblado de Villacabras, actualmente abandonado.

Las piedras aún en pie de esta ermita se alzan en una pequeña colina, a la que se llega por el camino de Pardos.

La ermita no goza de ningún grado de protección oficial y es de titularidad pública.

Restos de la ermita de la Virgen de la Carrasca.
Restos de la ermita de la Virgen de la Carrasca.

Una historia con viejas luces y muchas sombras

Resto de la ermita de la Virgen de la Carrasca.
Restos de la ermita de la Virgen de la Carrasca.

El licenciado Francisco Núñez, alrededor de 1590-1606 señaló que «en la ermita de la Carrasca de Rillo o Villacabras (el poblado hoy abandonado), en nuestro tiempo hubo un santero llamado Juan Carrasco, que fue un gran santo. Este era natural de Concha y sirvió a sus padres mientras los tuvo, pero una vez que murieron vendió sus bienes y los dio como limosna a los pobres».

La antigua imagen de la Virgen de la Carrasca, que todavía se conserva en la actual iglesia, procede de esta ermita. José Serrano Belinchón describió en hace tiempo su encuentro con esta imagen así: «Don Anselmo (el cura párroco) me enseñó la talla primitiva de la virgen, una imagen en muy deficiente estado de conservación, trabajo en madera de finales del siglo XIII quizás, de unos cuarenta centímetros de altura».

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