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27 abril 2024
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AUGUSTO GONZÁLEZ PRADILLO / Niños peligrosos

Sigamos pensando que los niños son todos inocentes, que los que terminan por recibir la atención de la Fiscalía de Menores se reconducen antes o después. Los que nos quieren felices nos quitan de delante de la cara los detalles que podrían entristecernos. Disculpen si no se lo agradezco.

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Como en este mundo nuestro la primera obligación es ser feliz y no fastidiarle la vida al prójimo, no extraña que los responsables de la seguridad ciudadana tiendan a suavizar la realidad, para no incomodarnos. Mejor vivir ignorantes pero tranquilos que darnos de bruces con los peores aspectos de la naturaleza humana.

Al periodista, o a quien intenta serlo cada día, la búsqueda de esa verdad escondida detrás de los recatos de las autoridades no siempre le resulta fácil. La confirmación de los hechos, menos aún. La búsqueda de varias fuentes no vinculadas entre sí que corroboren la versión es, las más de las veces, misión imposible.

Por eso, cuando llegan noticias de que se ha detenido a un menor por robarle algo a otro chaval, a ver quién es el temerario que va más allá de la nota oficial. Aunque en la nuca se remueva ese gusanillo que tanto se hace notar cuando algo no va bien.

Los imberbes no andan sacando navajas por la calles, ¿no? Porque si fuera cierto, un suponer, que quien es llevado al cuartelillo y luego ante los padres es un niño de, otro suponer, apenas 13 años la cosa es fea, demasiado fea como para ser verdad.

Si fuese verdad que a esos 13 años los delitos que se le imputan a un crío, aun siendo inimputable, se acercan a la media docena y son todos del mismo tenor, el asunto sería todavía mas inquietante. Eso no puede ser porque no debe ser. Convengamos, entonces, que no ha pasado ni en este año ni en este mes ni en ningún otro.

Seguro que no, que eso es sólo una mala información y que, por lo tanto, no puede ser publicada porque no se puede comprobar. Como tantas que surgen a lo largo de una vida profesional.

Sigamos pensando que los niños son todos inocentes, que los que terminan por recibir la atención de la Fiscalía de Menores se reconducen antes o después y que aquellos que están en edad, en su poca edad, como para no responder ni en lo más mínimo de sus actos solo existen para sus padres y para aquellos que, si todo fuera cierto, sufren sus robos, sus amenazas, su violencia.

Los que nos quieren felices nos quitan de delante de la cara los detalles que podrían entristecernos. Disculpen si no se lo agradezco.


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