Les juro por lo más sagrado e incluso por Snoopy que este chismorreador no es responsable de que la vida sea así. Por ejemplo, nada he tenido que ver en que a Ana Guarinos la hayan colocado esta misma semana en retrato oficial, reflejo de su cuerpo mortal, justo encima de un letrero que dice "Plano de evacuación".

El tal gráfico, como se comprueba en la foto, muestra con minuciosa claridad el modo de abandonar la Diputación Provincial de Guadalajara por el camino más corto. Y sin embargo, la puerta de salida nunca estuvo entre las prioridades de esta mujer, de tan larga trayectoria. Tampoco, según parece, la contempla para su futuro a medio plazo.

A Ana Guarinos han sido muchos los que le han cuestionado la gestión en esa casa, ya fuera como presidenta o como vicepresidenta presidencial, que es lo que consiguió Ciudadanos con una de sus primeras ocurrencias, cuando la vetaron tras la noche electoral y pusieron a Latre, que pasaba por allí. Y por más que hayan escrito mucho los periodistas sobre esta Corporación Provincial y sobre estos últimos ocho años –casi siempre al hilo de las notas de prensa oficiales– todavía queda mucho por averiguar para dictar sentencia con buen criterio. Si hay ganas de publicarlo.

Se va Guarinos, pero se queda. Y no hablamos sólo del retrato que un conocido pintor ha legado para la posteridad. Sobre su calidad artística o sobre su parecido con la realidad hay opiniones encontradas entre los funcionarios y, es de suponer, las provocará también entre los lectores de LA CRÓNICA. 

Se va Guarinos al puesto que tiene allí, sin montañas nevadas ni banderas al viento: seguirá en las Cortes de Castilla-La Mancha, en Toledo, en la cúpula de lo que queda del Partido Popular de Castilla-La Mancha y al frente del de Guadalajara, un pecio de tierra adentro. Aquí seguirá, también.

Mucho trabajo por delante tiene Guarinos, dispuesta a seguir al timón de esa nave varada que es su partido.

Lo de marcar rumbo a un barco encallado puede ser digno de ver, si lo consigue. Falta que suba la marea. Va a tardar.

Algunos de los de dentro, ayunos de sueldo y de expectativas, se van a consumir en tan larga espera.