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18 abril 2024
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Bajo esta casa de Guadalajara se encontró una cerámica de gran valor

Una paradoja forjada en un lapso de un milenio, culminará el próximo miércoles, 18 de mayo, a las cinco de la tarde, con el acto de presentación pública en el Museo de Guadalajara de esta pieza, conocida ya como el “Ataifor de Guadalajara”.

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La mezquita más conocida de Guadalajara se encuentra en la calle Cervantes. Justo enfrente, a apenas unos metros, en la esquina de calle de Luis de Lucena y durante la construcción de unas viviendas en el solar donde tuvo su casa el gran alcarreñista y fotógrafo Tomás Camarillo, apareció un cuenco de cerámica que ha resultado tener una gran importancia histórica, como recuerdo de la época califal.

Esta paradoja forjada en un lapso de un milenio, culminará el próximo miércoles, 18 de mayo, a las cinco de la tarde, con el acto de presentación pública en el Museo de Guadalajara de esta pieza, conocida ya como el “Ataifor de Guadalajara”. Junto con ella se ha organizado una exposición organizada en torno a ella, “EL ATAIFOR DE GUADALAJARA. LA IMAGEN DEL CALIFA ANDALUSÍ”, en la Sala Azul. La exposición muestra y explica la decoración de este gran cuenco del siglo X, decorado en verde y manganeso.

Cartel de la exposición organizada alrededor del ataifor de Guadalajara.

El estudio científico de la pieza se ha desarrollado en todo momento en el propio Museo de Guadalajara. Sus responsables la consideran la pieza de cerámica andalusí más importante aparecida en muchos años, tanto por su valor artístico, como histórico. «Su interpretación permite afirmar que el califato de Córdoba creó una forma propia de representar a su soberano, totalmente distinta a la que se había venido utilizando hasta entonces en los dos califatos ya existentes con los que entró en conflicto: el Abasí y el Fatimí, con la importancia que esto tiene para el estudio de la plástica medieval en Oriente y Occidente», destacan desde el Museo.

«Esta figura, y unos fragmentos similares conocidos en otros lugares e identificados ahora gracias a ella, son claros ejemplos de la propaganda que desplegó el poder cordobés para difundir mediante símbolos, reconocibles por sus gobernados, el poder político y religioso de su líder, el premio por obedecerle, el castigo por contravenirle y junto a ellos, se incluyen también en esta soberbia composición su derecho legítimo a proclamarse califa y sus principales aspiraciones respecto al dominio del mundo musulmán», detallan.

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