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30 septiembre 2024
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JOSÉ LUIS SAN MIGUEL / La gobernanza local en la España vacía

Lo peor es que miro alrededor y en todas las localidades, que no puedo llamar pueblos, de esta maltrecha comarca veo lo mismo: alcaldes malgastando su tiempo, esfuerzo y economía para no obtener, en el mejor de los casos, sino soledad y críticas, cuando no injurias.

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Ha quedado nuevamente en evidencia que la gobernanza de las instituciones locales es el verdadero y auténtico problema de esta España vacía.

Esta vez nos ha tocado comprobarlo en Anquela del Ducado. El alcalde que salió de las urnas en junio de 2023, que no prometió nada y que exactamente es lo que ha hecho en año y medio de legislatura, ha renunciado solemnemente a la confianza que le confirieron los electores. Expone motivos para tan grave irresponsabilidad que no vale la pena perder un suspiro en comentar o analizar. Tan ridículos e insignificantes que en absoluto legitiman tan burda y absurda decisión. Habrá, por tanto, que buscar las verdaderas causas un poco más lejos.

Puede ser causa de la estrechez y escaso compromiso del alcalde electo, alentado por una corte de palmeros con menos compromiso aún, con la exclusiva visión de las comidas de las fiestas, igualmente foráneos y que acreditan su condición de hijos de la localidad, cuando hace tiempo que ni votan ni aportan nada a la organización y financiación municipal.

Puede ser que en estas localidades la fuente de alcaldables sea tan escasa que no queden opciones para encontrar personas capaces del trabajo honesto y desinteresado, siempre a título gratuito, con voluntad y compromiso hacia el gobierno municipal.

Puede ser que todos y todas, vecinos o propietarios foráneos y residentes ocasionales, no reúnan la voluntad y el mínimo consenso para alentar una opción viable, sólida y solidaria.

Entonces, ¿dónde está la ausencia de compromiso, en el elegido o elegida, en los vecinos o en todos los demás, que tanto influyen y tan poco cooperan?

Total, ahora toca elegir nuevo alcalde para poco más de dos años de legislatura y cada vez son menos los posibles elegibles. Habrá como máximo un candidato o candidata con posibilidades de hacerlo bien, pero no quiere complicaciones. Puede que haya otro que quisiera, pero le apoyan muy pocos. Los palmeros, unos y otros, se miran inquietos, pero ninguno dará el paso. ¡Vaya a ser que digan!. No habrá consenso en torno a una persona y, mucho menos, ocurrirá que una mayoría mínima pueda darle apoyo incondicional y rogarle el sacrificio.

Lo peor es que miro alrededor y en todas las localidades, que no puedo llamar pueblos, de esta maltrecha comarca veo lo mismo: alcaldes malgastando su tiempo, esfuerzo y economía para no obtener, en el mejor de los casos, sino soledad y críticas, cuando no injurias. Alcaldes y alcaldesas, ya mayores, que se prometen a diario no volver a optar a tan ingrato servicio a la comunidad.

Mención especial merecen los probos funcionarios de las corporaciones locales, más preocupados por la pulcritud del procedimiento administrativo y por su propio bienestar, que por cualquier posibilidad de mejorar la gobernanza de estas comarcas vacías, vaciadas e inviables. ¡Si!, inviables, actualmente inviables y crecientemente inviables. Cabe preguntarse hasta cuando va a durar este insostenible modelo y, en su caso, buscar y diseñar alternativas para el gobierno de estas localidades.

Sin embargo, ¡que inexplicable paradoja!, cuando miran aquí desde las colapsadas metrópolis clamando paz, modos amigables de relación con el planeta, calidad vital y condiciones dignas.

Pero que no miren aquí que aquí no hay nada, aparte de un territorio extenso y descuidado. No tenemos trabajo, ni vivienda, ni servicios…

Por no tener, no tenemos alcaldes o alcaldesas, ni gobierno.


José Luis San Miguel Atance
es teniente de alcalde del Ayuntamiento de Maranchón