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7 noviembre 2024
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Los afectados por las «tarjetas voladoras» recuerdan cómo afrontaron aquellos robos

El Ministerio Fiscal solicitada para el único acusado una pena de cinco años de prisión por infidelidad en la custodia de documentos y por un delito continuado de estafa informática. Los afectados tuvieron este lunes la ocasión de dar su versión de la peripecia sufrida durante casi un año de retiradas de fondos inesperadas.

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Un banco emite tarjetas de crédito y las manda por correo postal. Sus destinatarios, en El Casar y Mesones, nunca las recibieron. ¿A dónde habían «volado» las tarjetas? En el juicio que se te está llevando a cabo en la Audiencia Provincial de Guadalajara, con un cartero en el banquillo de los acusados, los afectados tuvieron este lunes la ocasión de dar su versión de la peripecia sufrida entonces.

En efecto, varios de los testigos citados a declarar en el juicio contra el cartero de El Casar, cuya identidad responde a las iniciales F.J.C.M., han coincidido en señalar que «nunca» recibieron esas tarjetas en su casa y que el buzón no estaba forzado. Todo apunta al único acusado de apropiarse casi 30.000 euros con este procedimiento, tras acceder, al ser empleado de Correos, a las tarjetas y el pin de algunos clientes antes de que llegaran a sus domicilios.

Los hechos se produjeron entre junio de 2016 y abril de 2017, momento en que el acusado era cartero en la zona de El Casar. En el juicio habrá que ver si fue él quien se apoderó de las tarjetas de crédito o débito que diversos clientes, remitidas por la entidad por carta para, acto seguido, retirar dinero desde distintos cajeros automáticos situados en Guadalajara, Madrid e incluso Valencia.

El Ministerio Fiscal solicitada para el único acusado una pena de cinco años de prisión por infidelidad en la custodia de documentos y por un delito continuado de estafa informática.

Jurado popular

En el segundo día de la vista seguida con jurado popular en la Audiencia Provincial de Guadalajara contra el acusado, han pasado por la sala varios testigos, entre ellos, M.J.N., una mujer que vivía en la Urbanización ‘El Coto’ cuando ocurrieron los hechos, y a la que le sustrajeron de su cuenta entre 13.000 y 17.000 euros.

En su declaración, ha apuntado que cuando ocurrieron los hechos estuvo «un poquito mosqueada» con el cartero y que fue a decir a Correos que no le había llegado la tarjeta pero que no le dijeron nada; sin embargo, en la imágenes mostradas sobre la retirada de dinero de un cajero, no ha logrado identificar al acusado como el autor, aludiendo para ello en que entonces también «estaba muy diferente».

«Parece que sí, pero llevaba perilla, un pendiente y gafas de sol que no se quitaba nunca y me llamaba la atención», ha dicho sin poder afirmar, por su imagen actual, que fuera la misma persona.

Hasta en 22 ocasiones le retiraron dinero de su cuenta, una importante cantidad que hoy el Banco de Santander le ha reingresado, reafirmándose en que «nunca» le llegó a casa la tarjeta del Santander, y que a raíz de estos hechos retiró la cuenta del banco.

También ha declarado A.R., técnico del departamento de Seguridad de lo que era Bankia; en su caso, para señalar que la calidad de la imagen, en general, de los cajeros, pretende ser la mejor posible porque se usa para identificar a presuntos delincuentes. Según ha dicho, con un encuadre bueno es «muy alta la posibilidad de identificación».

Otro de los testigos perdió 1.200 euros, que también le fueron sustraídos en distintos movimientos e igualmente accediendo a una tarjeta que tampoco recibió en su domicilio. Al igual, a R.R., le realizaron diez reintegros de cantidades que iban de los 40 a los 600 euros hasta llevarse unos 4.000 euros a débito, ello sin que el buzón estuviera forzado.

Desde el Banco de Santander le aseguraron que le habían remitido la tarjeta, pero esto le ha causado que desde la propia entidad le «importunaran» en reiteradas ocasiones.

En defensa del acusado

Otra testigo ha sido Tania, amiga del acusado, quien en el momento de los hechos llegó a prestar 1.000 euros al acusado porque tenía problemas económicos; se ha mostrado convencida de que su amigo no llevó a cabo estos hechos. «Lo se a ciencia cierta y con el corazón en la mano. Soy psicóloga y tengo mis contactos», ha afirmado sin aclarar más al respecto.

Tampoco ha sabido decir si las imágenes que le ha mostrado la sala sobre una persona en un cajero retirando dinero respondían a las del acusado, tan solo en una de ellas ha dicho que se parecía pero que «todo era confuso».

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