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30 abril 2024
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No son Las Médulas: está en Guadalajara

La erosión es la que da forma a estas cárcavas "vivas o dinámicas". Y es la erosión la que produce cambios constantes en lugares como éste, dando lugar a formas caprichosas semejantes a chimeneas.

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Las Chimeneas de Hadas son un «espacio mágico» en Valdepeñas de la Sierra, en la provincia de Guadalajara y a tiro de piedra de Madrid. Este impresionante paraje de color rojizo está formado principalmente por arcillas. Al estar compuesto de materiales de diversa consistencia, el tiempo ha obrado estas extrañas formas.

Quienes lo visitan lo comparan casi de inmediato con paisajes del desierto de Las Bárdenas Reales en Navarra o con Las Médulas en León, obra humana este último por la codiciosa minería del oro de los romanos.

Chimeneas de Hadas en Valdepeñas de la sierra, en la provincia de Guadalajara y junto a la Comunidad de Madrid. (Foto: La Crónic@)
Chimeneas de Hadas en Valdepeñas de la sierra, en la provincia de Guadalajara y junto a la Comunidad de Madrid. (Foto: La Crónic@)

¿Cómo llegar?

«Lo mejor es acceder desde la presa del Pontón de la Oliva», el límite provincial con Madrid que en este lugar está definido por el río Lozoya.

Desde ese punto solo hay un kilómetro de distancia. Aunque presenta cierto desnivel, la senda que conduce al destino es bastante accesible para cualquier visitante.

Durante el ascenso para descubrir este peculiar rincón, se puede comprobar que el matorral está formado por jaras pringosas (Cistus ladanifer) y diversas especies de aromáticas como son el cantueso (Lavandula pedunculata), el tomillo (Thymus vulgaris) y la mejorana (Thymus mastichina).

Qué son las «chimeneas»

La erosión es la que da forma a estas cárcavas «vivas o dinámicas». Y es la erosión la que produce cambios constantes en lugares como éste, dando lugar a formas caprichosas semejantes a chimeneas.

Aquí se puede hablar del fenómeno de la «erosión remontante», mecanismo por el cual la propagación de la erosión se dirige hacia la parte alta de los barrancos y no al revés.

Debido a las especiales características del terreno, que lo convierten en vulnerable a la acción del hombre, animan a no salirse de los senderos para evitar el deterioro del entorno.

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