Fue Pablo Bellido, hábil retórico en cualquier circunstancia, quien en la noche electoral del 28M reconocía «cierta amargura» por el resultado en la capital de la provincia. «Creíamos que merecíamos más», resumía, al recordar que en la ciudad de Guadalajara la candidatura que encabezaba Alberto Rojo volvía a ser la opción política con más respaldo pues de hecho ha incremento en 5 puntos porcentuales los resultados de 2019. Eso, en boca del secretario provincial del PSOE, es lo más parecido a reconocer una dolorosa derrota.
Por su parte, Alberto Rojo fue más prolijo en ese recuento de logros insuficientes para mantenerse en el cargo: «Hemos ganado las elecciones, hemos subido en más de 2.000 votos; cinco puntos porcentuales más que en 2019 y hemos contado con el apoyo del 40 por ciento de los votantes de Guadalajara», ponderaba el hasta ahora alcalde, quien se declaraba «satisfecho por este resultado, que es importante para Guadalajara. Ahora le toca al PP decidir si se abraza a la extrema derecha o quiere que el proyecto que lidero siga. Tenemos que ver si lo que no pasa en Europa, donde no se pacta con la extrema derecha, sucede aquí”, planteaba desde el atril.
El alcalde de Guadalajara, pues lo será hasta el 17 de junio, ha querido poner en valor la gestión realizada durante estos cuatro años. A su juicio, se ha caracterizado por dotar a la ciudad de «dinamismo y proyectos», trabajando «sin ser sectarios» y «mejorando los servicios públicos».
Expresamente ha querido Alberto Rojo dar las gracias a los casi 17.000 votantes que han elegido al PSOE para «seguir la senda de la moderación y de los acuerdos» algo que, a la vista del más que previsible acuerdo entre PP y Vox, no parece que vaya a darse en los próximos años según sus deseos.