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2 mayo 2024
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Faltan jóvenes para mantener la tradición de la Soldadesca, en Mazuecos

Se necesitan 14 voluntarios, que sean quintos del 2004 o, que al menos, tengan ganas de mantener una tradición de Mazuecos que se remonta a 1571.

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La Asociación Cultural «Amigos de la Soldadesca de Mazuecos», ante la falta de quintos disponibles en el pueblo este año y de que algunos de ellos no puedan acudir por estudios o trabajo, busca voluntarios, tanto chicos como chicas, para acompañar a su patrona, la Virgen de la Paz, los días 24 y 25 de este mes de enero, en esta fiesta declarada de Interés Turístico Provincial.

La asociación ha realizado este llamamiento a través de las redes sociales y del boca a boca, con el fin de contar con algún voluntario más para cubrir estos puestos y completar, en la medida de lo posible, los trajes que tienen confeccionados, ha afirmado a Europa Press para LA CRÓNICA el presidente de la asociación y de la Hermandad de la Virgen, Raúl Blanco.

Blanco admite que ya son varios los años en los que, por estas fechas, los quintos que podrían participar –esta vez los nacidos en el 2004– están mayoritariamente en la universidad, de exámenes o trabajando. «Buscamos una representación honrosa», señala el presidente de la Hermandad, quien en los últimos años ha participado de botarga.

De hecho, de los siete jóvenes de este año en este pequeño municipio de la Alcarria Baja,con algo más de 320 habitantes, solo podían asistir tres, de ahí que hayan decidido hacer este llamamiento con el fin de completar la representación de la Fiesta de la Soldadesca aunque sea con quintas anteriores y posteriores.

Los quintos de cada año son los encargados de vestirse en esta fiesta provincial en la que se rememora un hecho histórico acaecido a un hijo del pueblo en la batalla de Lepanto.

Una hermosa tradición la de la Soldadesca

Fue en 2018 cuando LA CRÓNICA recogió en detalle la tradición de la Soldadesca. En aquel reportaje, que se puede recuperar en este enlace, se trazaban numerosos apuntes de interés sobre esta celebración tan arraigado y, ahora, tan comprometida para su futuro:

Mazuecos está lejos de Madrid, pero tampoco demasiado: 80 kilómetros mal contados y poco más de una hora, yendo tranquilos y dejando pasar la vista por las vegas y vallejos que nos van acercando hasta nuestro destino. A una distancia similar se encuentra la capital de la provincia. Mazuecos, cuando llega enero, todos los años, se queda a mucha más distancia, en el tiempo, casi cinco siglos atrás, repitiendo con promesas nuevas la que empezó en Lepanto, siguió por tierras de Flandes en los atavíos y que nadie sabe si alguna vez terminará.

En ese 2018, el día grande cayó en miércoles, con lo cual el trabajo o los estudios retuvieron a muchos fuera del pueblo. Pero la tradición se ha mantenido, una vez más: recogida de la Soldadesca, pasacalles con la banda de música y botarga, Santa Misa en honor a la Patrona y la procesión alrededor del templo, con vueltas y más vueltas. Todo sin prisas y con mucha historia detrás.

Esta tradición fue distinguida desde los años ochenta del pasado siglo como fiesta de Interés Turístico Provincial y quienes tienen la perspicacia de acercarse y disfrutarla no salen defraudados. Aquel año, para más lucimiento, se estrenaba bandera, traje de abanderado y de la capitana.

Con la Soldadesca se recuerda a un mozo de Mazuecos que participó en la batalla de Lepanto. Dicen que allí perdió un brazo al usarlo para tapar una vía de agua causada por un proyectil enemigo. O quizá no lo perdió, pese a quedar gangrenado y condenado a la amputación inexorable… que no habría ocurrido gracias a un milagro de la Virgen de la Paz (¡qué hermosa advocación para tal circunstancia!), a la que imploró el soldado, mientras mantenía a flote con tan incómodo y persistente gesto la embarcación, en pleno zafarrancho, en el golfo de Patras. Por allí andaba Cervantes, también con su brazo echado a perder para mayor gloria del emperador y de la Cristiandad.

Sea como fuere, grande debió ser el acontecimiento y su resolución para que desde 1571 el recuerdo siga tan vivo en medio de La Alcarria.

Andando los años, el agradecimiento se hizo fiesta y se adobó con cosas propias y ajenas. Así, se incorporó la botarga, tan frecuente en La Alcarria como en la Serranía y en la Campiña desde el Neolítico para acá. Con sus chillones colores y una cachiporra menos amenazadora que en otros pueblos, en este 2018 estrenaba también mozo detrás de la careta

La Soldadesca va ataviada con trajes de los tercios de Flandes, lo cual tampoco es ningún anacronismo, por más que aquellas tropas fueran más mercenarias que surtidas por levas en Castilla. En cualquier caso, ahí están, reluciendo en rojo y amarillo, con botas y sombrero de época, armados con alabardas. Está formada por un capitán (capitana en este caso), un alférez o abanderado, un sargento, dos cabos y cinco soldados. Cuando los hay. La despoblación tiene sus propias leyes incluso en los pueblos tirando a grandes, como este. Mientras hubo quintas, los quintos eran los que integraban la soldadesca. Desde que no las hay, son los hijos de los hijos del pueblo los que se animan a revestirse. Algún tiempo llegará en que sean los hijos de los hijos de los hijos del pueblo, según vayan siendo menos los que vivan aquí todo el año.

Las campanas de Mazuecos son especialmente atronadoras, como si quisieran hacerse oír en Madrid y en Guadalajara, por donde andan muchos de lo que aquí no están, con los suyos.

La misa abarrota el templo y también el exterior. Tras la celebración, se inicia la procesión de la imagen de la Virgen, serena y siempre radiante, con su Hijo. En su honor «dan a la bandera» los miembros de la Soldadesca y luego, todos los que lo quieran… y lo paguen. Hasta niños lo hacen, para aprender y seguir haciéndolo de mayores. No es tan fácil «dar a la bandera» con brío sostenido, como se espera de quien se atreve. Y por cada vez que la bandera ondea ante la Virgen, se da una nueva vuelta en procesión alrededor del templo. 

No hay prisa en Mazuecos para acabar y marcharse a comer. No hay prisa porque la promesa se mantiene y pasan los siglos. Mientras haya quien recuerde a aquel soldado que fue y volvió.

El eterno retorno, vestido de colores y tradición.

Una tradición difícil de mantener

«Últimamente va costando más encontrar voluntarios para participar en esta fiesta, especialmente en días laborales. Sin embargo, parece ser que ya casi tiene cubierto el cupo para este 2024, para el que se necesitan 14 jóvenes», ha abundado.

Desde el mismo día 23 de enero, Mazuecos celebra sus preliminares con un pasacalles y la botarga y la banda de música por las calles. El 24 vuelve a salir la botarga recogiendo a las autoridades y cargos principales de la Soldadesca y durante la misa y procesión se escolta a la Virgen. Una fiesta muy asentada en el municipio de Mazuecos, donde se vive intensamente este festejo popular.


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