Hasta 194.810 euros está dispuesto a gastarse el Ayuntamiento de Guadalajara para que técnicos ajenos a su plantilla piensen y dejen por escrito y en imágenes qué se puede hacer para «humanizar» la Avenida del Ejército y el eje que va incluye el paseo de Fernández Iparraguirre y La Carrera.
Los andan buscando ya, según ha comprobado este diario, a través de la licitación de un asistencia técnica para la cual se podrán presentar ofertas hasta el 3 de noviembre próximo. «Debido a la limitada plantilla y a la carga de trabajo actual del Servicio de Infraestructuras es precisa la contratación de una asistencia técnica externa puesto que no se dispone de medios materiales ni personales suficiente en Ayuntamiento para su realización en un tiempo razonable», alegan precisamente desde la Corporación.
Para facilitar el trabajo a los asesores externos, desde la Plaza Mayor se dan pistas en el propio pliego de lo que pretenden, lo que incluye «reducción de viales, ensanche de aceras, implantación de bulevares, mejora del mobiliario y de la iluminación, espacios verdes, acondicionamiento de plazas, soluciones con aparcamientos subterráneos bajo los viales principales o en espacios aledaños, reordenación de flujos de vehículos, implantación de carriles bici y compatibilidad del uso entre vehículos, bicicletas y peatones».
Para entender bien lo que se proponga, que habrán de ser al menos tres alternativas, a los autores del encargo se les pedirán, entre otras cuestiones, las consabidas infografías e incluso un vídeo en 3D de varios minutos de duración, en alta resolución. Disponen de cuatro meses para presentar sus conclusiones y así cumplir con el contrato.
Respecto a la Avenida del Ejército se especifica, un tanto ampulosamente, que el encargo «persigue impulsar un conjunto de actuaciones para conseguir desplazamientos más sostenibles (a pie, bicicleta y transporte público), que sean compatibles con el crecimiento económico, alcanzando con ello una mejor calidad de vida para los ciudadanos y futuras generaciones» lo cual incluye «crear itinerarios y espacios accesibles y funcionales para la movilidad a pie», se supone que para andar de un modo diferente a lo que se ha venido haciendo en la ciudad desde que fue fundada hace más de mil años.
En cuanto al Paseo de las Cruces, se repite en el pliego el mismo esquema, omitiendo alusión alguna a la necesaria «humanización» del pavimento del bulevar, la resbaladiza pizarra que se colocó hace ya muchos años y que no ha dejado de dar problemas para su mantenimiento y para el propio equilibrio de los peatones. Se alude, en cambio, a que «esta contratación implicará un impulso a la movilidad sostenible, en su dimensión social, económica y medioambiental, dotará al municipio de una mayor calidad ambiental y generará entornos urbanos mejor adaptados a los retos actuales y futuros».
Entre los fines perseguidos con esta actuación tampoco sorprende que se refieran en la documentación consultada por LA CRÓNICA a sus supuestos beneficios para la lucha contra el cambio climático, en línea con la mayoría de los proyectos municipales desde hace años, especialmente los financiados con fondos europeos.
