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24 abril 2024
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El Infantado, entre andamios

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No es la primera vez que el Palacio del Infantado se ve envuelto en andamios. Esta de ahora era necesaria para intentar dar término a la polémica por la presencia de aluminosis en los forjados del edificio más importante de Guadalajara.

El Estado está dispuesto a abonar 351.166 euros para remediarlo. La estructura metálica que ya tapa la galería de poniente, la que da a los jardines, es la mejor prueba de que, ahora sí, ya hay una empresa encargada de llevar a cabo el proyecto, redactado hace dos años.

La obra no ha interesado más que a dos empresas. La elegida tiene domicilio en Talamanca del Jarama, frente a otra de Valladolid, y tiene por delante seis meses para terminar el encargo.

El problema de la aluminosis

La desdichada historia del palacio, que tuvo su peor momento con el incendio de 1937, es en los últimos dos siglos una sucesión de restauraciones cuestionables y reparaciones insuficientes, cuando no equivocadas. Entre medias, los análisis de los diferentes recintos del inmueble se han sucedido en el tiempo, aunque con diferente rigor.

Así, llegamos a 2017, cuando se lleva a cabo un estudio específico de la galería de poniente, que pone negro sobre blanco carencias estructurales que hasta ese momento no se considerado relevantes. Se realizaron cuatro catas en el forjado, entre otras. Como queda reflejado en el proyecto al que ha tenido acceso LA CRÓNICA, «lo más relevante de este informe es la constatación de que las viguetas pretensadas del forjado intermedio fueron construidas con cemento aluminoso».

Como es bien sabido, el cemento aluminoso fue habitual durante décadas en España y en buena parte de Europa. Su degradación es inexorable, por lo que obliga a reforzar la estructura o a proceder a su sustitución, dado que termina por perder completamente su resistencia.

Como las cosas de palacio van despacio, el Infantado de Guadalajara no cerró por la presencia de aluminosis hasta mayo de 2018. Ese mismo año, un segundo estudio llevado a cabo también por CEDEX permitió descartar la existencia de más paños de forjado construidos con viguetas de cemento aluminoso que los que ahora se van a eliminar.

Andamios en el lateral del Palacio del Infantado el 3 de noviembre de 2022. (Foto: La Crónic@)

¿Qué se va a hacer en el Infantado?

Cuatro años después ya ha llegado el momento de ponerle una solución real, más allá de las vallas que limitaron el acceso a esta zona incluso durante celebraciones masivas, sólo limitadas (y sólo a veces) por la pandemia.

Lo que se ha planteado es «realizar una intervención en toda la crujía, tanto a nivel de plantas como de fachada». Eso implica restaurar la cubierta de la referida crujía, eliminando un canalón oculto y las bajantes vistas. También se prolongará el alero y se verán formas de mejorar la ventilación, puesto que la humedad ha sido uno de los problemas recurrentes en esta parte del palacio, al igual que en otras.

Lo más contundente será, no obstante, la demolición de los dos forjados de la planta superior, tanto el afectado por aluminosis como el inferior, de madera, que hace de falso techo. Como alternativa, lo que se va a llevar a cabo es volver al forjado primitivo, de viguetas y tablazón de maderas, del que quedan planos y testimonios gráficos, como alguna fotografía de Tomás Camarillo.

Los responsables del proyecto han podido comprobar así que las vigas tenían un ancho exacto de 17 centímetros, con 40 centímetros de separación entre ejes. Lo que no se va a reproducir es la decoración original, que era magnífica.

También se aprovechará para picar los enfoscados de cemento existentes en las dos plantas de la galería y aplicar un nuevo recovo, de cal.

Y decir adiós, se espera que definitivo, al problema causado por la aluminosis en el Palacio del Infantado.

Localización de la nueva vigueta de madera en la galería de poniente del Palacio del Infantado.

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