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18 abril 2024
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El retablo oculto durante años en el Infantado es hasta enero la «estrella» del Museo del Prado

Los alcarreños que quieran ver el Retablo del Marqués de Santillana han de ir a Madrid. Y hasta el 8 de enero de 2023, con más motivo. Está cedido al Museo del Prado por la Casa del Infantado desde 2011.

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Durante años y más años, esta joya del arte español estuvo guardada bajo llave en un rincón del Palacio del Infantado, a oscuras y a salvo de cualquier mirada. Nadie podía contemplarla porque su dueño, el duque, la mantenía allí en lo que por entonces era aún, parcialmente, su casa.

Antes de que el embrollo sobre el palacio lo resolviera la actual titular del ducado, su antecesor cedió al Museo del Prado en 2011 el monumental retablo del Marqués de Santillana. Desde entonces, los alcarreños que quieran verlo han de ir a Madrid. Y hasta el 8 de enero de 2023, además, con más motivo. Son 25 metros cuadrados de arte y de historia colgados de una pared en la capital de España que bien merecen acercarse hasta allí.

Guadalajara está al margen de estos nuevos fastos a propósito de tan grande, en todos los sentidos, joya de la pintura gótica española. Además del Museo, colaboran ahora la Biblioteca Nacional de España y la Comunidad de Madrid en el montaje de El marqués de Santillana. Imágenes y letras, una exposición temporal creada expresamente para resaltar la figura y la importancia de este guadalajareño de adopción y de ejercicio, una de las cumbres intelectuales del siglo XV en España, tan poco recordado en la ciudad donde murió.

Retablo del Marqués de Santillana en su emplazamiento actual, en el Museo del Prado.
Retablo del Marqués de Santillana en su emplazamiento actual, en el Museo del Prado.

Tres meses para ver esta exposición única

Lo más brillante de todo lo que se puede contemplar los próximos meses en la muestra de la pinacoteca es el Retablo de los Gozos de santa María, denominación canónica de la enorme obra que los visitantes del Palacio del Infantado nunca pudieron ver en su lugar más lógico, que es Guadalajara.

Ahora, como complemento, le acompañan cuatro obras más del mismo artista, procedentes todas de colecciones privadas.

Bibliófilo como era el marqués, se han elegido también una quincena de manuscritos iluminados, del siglo XV, procedentes de la Biblioteca Nacional.

Por allí asoma incluso el recuerdo de los nobles Nuño de Guzmán e Iñigo Dávalos.

Porque, a pesar de posteriores pesares, hubo un tiempo en que Guadalajara fue renacentista y dentro de sus murallas se amaban las letras y el arte…


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