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19 marzo 2024
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JOSÉ LUIS HERAS CELEMÍN / El intríngulis y Yolanda Díaz

Tras la sustitución de Iglesias por Yolanda Díaz, el frentismo controlado Sánchez-Iglesias da paso a otra realidad, interesante para todos y cautelosa, incluso peligrosa, para la continuidad del Gobierno y el futuro de los coaligados.

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Puntualicemos: Intríngulis es la intención solapada o razón oculta que se entrevé o supone en una persona o en una acción. Coalición es la unión transitoria de personas o grupos políticos con un interés determinado. Y Gobierno es la acción y efecto para dirigir un país o colectividad política. Apuntado qué es un Gobierno de coalición, para abordar qué ocurre en él, conviene entender unas expresiones que pueden llevar a error. A saber: Pacto es un acuerdo entre partes que se comprometen a cumplir lo que convengan; se convierte en contrato si se marcan obligaciones, sobre materia o cosa fijada, impuestas como condiciones contractuales. Un pacto, otrora tenido como contrato y ahora devaluado, es el ‘pacto entre caballeros’, hecho con confianza recíproca y sin escritos. Distinto es el ‘memorándum de entendimiento’, que no llega a la categoría de contrato, no obliga a quienes lo firman, y es un acuerdo escrito entre partes para expresar un deseo compartido e iniciar acciones comunes.

Pacto, contrato y memorándum de entendimiento. También Gobierno de Coalición, un pacto político afín al memorándum de entendimiento que expresa un deseo compartido para iniciar acciones comunes.

En España hoy gobierna el Gobierno de Coalición PSOE-UP, definido por un acuerdo y el nombre de los ministros. Firmada la coalición, por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, no precisan cómo es la asociación, sólo pretensiones comunes. Formalmente, porque, dadas las circunstancias y personalidades de los firmantes, acaso la alianza deba separarse del PSOE y UP para restringirse al dúo Sánchez-Iglesias. Solo a ellos y al comienzo de la legislatura. Porque a estas alturas, alterado el Gobierno con la salida de Iglesias, no está claro que pueda mantenerse el statu quo del principio.

Por ello, evitando futuribles, veamos la parte accesible del convenio: 50 folios con título ‘Coalición Progresista, un nuevo acuerdo para España’. En su Introducción se define como “contenido programático del preacuerdo alcanzado entre el PSOE y Unidas Podemos para conformar un Gobierno progresista de coalición que sitúe a España como referencia de la protección de los derechos sociales en Europa, tal y como los ciudadanos y ciudadanas han decidió en las urnas… (Para) asumir el compromiso en defensa de la libertad, la tolerancia y el respeto de los valores democráticos como guía de acción del Gobierno de acuerdo con lo que representa la mejor tradición europea… Este documento y los puntos que en él se recogen son Acuerdos de Gobierno para toda la legislatura”.

Con frases grandilocuentes y redacción cuidada, los acuerdos se dividen en 11 capítulos: Consolidar el crecimiento y la creación de empleo de calidad. Derechos sociales. Luchar contra el cambio climático. Industria, Pymes, autónomos y sector primario. Nuevos derechos y memoria democrática. Cultura y deportes. Políticas feministas. Revertir la despoblación. Cohesión y eficiencia: actualización del Estado Autonómico. Justicia fiscal y equilibrio presupuestario. Y una España europea abierta al mundo.

Con dos peculiaridades: No se prevé financiación. Y la intención sustituye al compromiso.
Sin financiación ni presupuestos, las propuestas se cambian por una lista de intenciones: Reforzaremos instrumentos para reducir la desigualdad. Elaboraremos nuevo Estatuto de los Trabajadores del siglo XXI. Derogaremos la Reforma Laboral. Subiremos el Salario Mínimo Interprofesional. Diálogo social y lucha contra el fraude fiscal. Coordinación con las comunidades autónomas. Agilizaremos en coordinación con los agentes sociales. Estatuto Básico del Empleado Público. Promoción profesional. Contrato de interinidad en Administración Pública. Implementaremos. Promoveremos. Elaboraremos. Incrementaremos. Trabajaremos. Avanzaremos. Estudiaremos. Y…

Un largo etcétera que establece una especie de dualidad gubernamental en la que uno de los socios en el Gobierno de Coalición persigue beneficios sin prevenir financiación, mientras el otro los limita. Hasta la salida de Iglesias del Gobierno, la figura ‘pido-limito’, administrada por Sánchez e Iglesias, ha sido útil para ambos: Iglesias pidiendo y Sánchez remoloneando, cada uno en su papel, supone el arraigo de las figuras que pretendían en la izquierda nacional.

Tras la sustitución de Iglesias por Yolanda Díaz, el frentismo controlado Sánchez-Iglesias da paso a otra realidad, interesante para todos y cautelosa, incluso peligrosa, para la continuidad del Gobierno y el futuro de los coaligados. Con Iglesias fuera del Gobierno (acechando) los intríngulis en el Gobierno de Coalición pueden ser solapados y ocultos, pero mixtos y con consecuencias distintas: En los grupos políticos PSOE y UP, que habrán de replantear su futuro usando personas y valores del partido sin intereses personales, para, si es el caso, crear las bases para formular un memorándum de entendimiento a contrastar con supuestos coaligados. Y en unos líderes, Sánchez e Iglesias (y los que dependen de ellos) que habrán de contrastar su capacidad (apreciada o despreciada), frente a la valía de Yolanda Díaz.

No es cuestión menor, el ascenso de Díaz a la vicepresidencia del Gobierno. Aún relegada a una tercera vicepresidencia, tendrá consecuencias. A efectos nacionales, puede ser un tsunami. De momento, para replantear la continuidad de la coalición de este Gobierno. También para vislumbrar otro distinto; y cuestionar y comparar las capacidades de Sánchez e Iglesias, entre ellos en una situación distinta a la actual. O superándoles, en un Gobierno de Coalición, sea el que sea; o, fuera de él; en ambos casos, liderando la izquierda nacional española.


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