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19 marzo 2024
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JOSÉ LUIS HERAS CELEMÍN / Lobato (PSOE) no huele a vainilla, aún

El Club Siglo XXI, tribuna política importante aunque hoy en horas bajas, daba voz a Lobato Gandarias, candidato a la presidencia de la Comunidad Autónoma de Madrid por el PSOE para las elecciones próximas.

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El cachorro del lobo, lobezno, llega a lobato a los cinco o seis meses de edad, cuando casi adulto tiene fuerza para cazar en manada. Grupos de Gestión de Recursos Cinegéticos y Toxicología de Fauna Silvestre, en colaboración con el Parque Zoológico de Córdoba y la Unidad Mixta de investigación en Biodiversidad (UMIB-CSIC) de la Universidad de Oviedo, estudian la repulsa del lobo a sus presas con la inducción experimental (carne de muflón y sustancia química) del rechazo del animal al olor de la vainilla; con ello, pretenden la defensa de víctimas del depredador lobo.

El Club Siglo XXI, tribuna política importante aunque hoy en horas bajas, daba voz a Lobato Gandarias, candidato a la presidencia de la Comunidad Autónoma de Madrid por el PSOE para las elecciones próximas. En el salón pequeño, previendo poca asistencia, abrió el acto Nicolás Redondo, para ceder la palabra a Javier Solana. Presentación aseada: “Cuando vine de Estados Unidos lo conocí y me gustó. Consensos o disensos, hoy es momento de consensos. Lo vas a tener difícil, pero “sea lo que sea, no cambies”. Consenso, con las virtudes que se han ido incorporando en la vida política y los problemas que tenemos, superada la pandemia y con la guerra de Ucrania, que empezó en el año 2014.

Como socialistas notables, solo Nicolás Redondo, Joaquín Almunia y Javier Solana. Con ministros PSOE en otros menesteres, para arropar a Lobato no fue nadie del Gobierno, ni la nómina de Secretarios y subsecretarios, y la pléyade habitual en casos parecidos de ‘gente de Ferraz’. Vistas las ausencias, dos comprobaciones al teléfono: Una alcaldesa socialista justificó su falta con un “Tengo mucho lío”. Una periodista, de las mejores en el análisis político, resumió su atención con “Lobato no tiene ningún interés para mí. Es un pobre al que están utilizando. Es tan bueno que en el PP le adoran”.

Lobato trató de superar las ausencias dando las gracias, casi uno a uno, a los presentes. Recuerdo, por la fecha, a los abogados laboralistas muertos hace años en Atocha. Después, senda de consenso, marcada por Solana. Con afirmaciones naíf: Consenso como elemento clave. El precio de vivir en Madrid es un coste adicional. En Madrid se puede hacer la vida más fácil. La dificultad de vivir en Madrid hay que convertirla en reto. Tiempo para ir a trabajar y dedicado a la familia. El transporte público debe ser la opción. Tarifa plana de 30 euros al mes para transporte. Bla, bla, bla. La frase que más se oye en Madrid es ‘no me da la vida’. Madrid como región. Liderazgo sin conflicto. Compromiso compartido con otras regiones aliadas. Un error grave del PP es el convencimiento castizo de que somos los mejores. Pero Madrid es la 48ª región en Europa. Y en competitividad la 98ª. El reto es estar adelante en Innovación, tecnología y turismo de calidad. Para conseguirlo: Formación con aliados estratégicos. Estabilidad fiscal con ruta ordenada. Horizontes definidos. Y atraer a personas para que vengan. Propuesta para aumentar el índice de competitividad en Madrid, con grandes consensos. Quiero ser un buen presidente de la CAM. Hay cosas que han hecho bien Ayuso y Pedro Sánchez, que hay que aprovechar y otras que conviene mejorar. Gestión transparente (con ocho ministros socialistas que no dan cuenta de qué hacen al Congreso de los Diputados, al margen de Lobato). Y como  revelación final: Contestará a todas las preguntas que se le hagan siempre y diciendo lo que piensa.

El turno de preguntas, hechas por una periodista confesa socialista, solo tres y posiblemente avisadas, merecía emplearlo para buscar en Internet el origen de Lobato con el hallazgo que sirve de entradilla. También para oír cuchicheos de inconformes, ver ánimos desanimados e intercambiar tarjetas.

Como creo que Lobato Gandarías fue, y puede seguir siendo si alguien no lo impide, el líder-recambio que necesita el socialismo nacional, me moví entre las mesas. No era momento para hablar. Sí, para usar el sentido corporal más importante para algunas cosas, el peor conocido y el menos estudiado: el olfato. Tras oler lo que había hoy en el Club Siglo XXI de Madrid y asociarlo a las investigaciones que se hacen en Oviedo y Córdoba, tuve la sensación de que Lobato (PSOE) no huele a vainilla, aún.


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