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25 abril 2024
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¿Qué dolor quita el ibuprofeno?

El Ibuprofeno debe ser consumido en su dosis más baja posible que sea eficaz para aliviar los síntomas y, además, recurriendo al menor tiempo posible.

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El popular ibuprofeno es un medicamento no esteroideo, es decir, perteneciente a un grupo de fármaco cuya composición química es heterogénea, con propiedades antiinflamatorias cuya misión es actuar como antipirético (reductor de la fiebre) y como analgésico (reductor de dolores).

En relación al dolor, se trata de un producto muy eficaz en el alivio de dolores menores y moderados de cefalea, de los producidos por dismenorrea primaria, es decir, del dolor intenso pélvico de los periodos menstruales, así como para el tratamiento sintomático de la artritis, los dolores de muelas, musculares, de garganta, lumbalgia y de espalda.

Dosis apropiada para un buen uso contra el dolor

El Ibuprofeno debe ser consumido en su dosis más baja posible que sea eficaz para aliviar los síntomas y, además, recurriendo al menor tiempo posible. Esta recomendación es la habitual que ofrecería el farmacéutico, pues para minimizar riesgos lo más favorable es hacer un uso racional del producto.

En adultos, la posología más habitual viene siendo una píldora de entre 400 a 600 mg cada 6 u 8 horas, aunque se puede aumentar la dosis siempre que no exceda una cantidad diaria de 2.400 mg. Para evitar posibles malestares digestivos, lo mejor es acompañar la ingesta con algún alimento.

No obstante, para las personas de la tercera edad existen razones fundadas para que no sobrepasen las dosis de los 400 miligramos, pues el uso de antinflamatorios se va restringiendo en edades avanzadas, ya que tiene un elevado riesgo de producir efectos secundarios. En cuanto a los más pequeños de la casa, existen productos comerciales de ibuprofeno en jarabe con sabores agradables más fáciles de suministrar y digerir. Para edades comprendidas entre los 3 y 6 meses de edad, habrá que repartir entre 3 o cuatro tomas diarias a razón de 20 o 30 miligramos por kilogramo de peso. Sin embargo, recientes voces médicas abogan por no suministrarlo a niños menores de 1 año.

Precauciones

Para evitar cualquier tipo de sintomatología adversa cuando se consuma este medicamento, se deberá pedir un informe médico para estar seguros de que no se es alérgico al ibuprofeno o a cualquiera de sus componentes. Así mismo, se deberá informar al médico o farmacéutico de qué otros productos se está tomando, ya sea vitamínicos, de herboristería, medicinas tradicionales con o sin receta, suplementos y/o complementos nutricionales… para comprobar su compatibilidad o si, por el contrario, puede provocar efectos secundarios al mezclarlos.

También es conveniente ofrecer información al profesional de la salud que le recete o le venda el ibuprofeno sobre enfermedades señaladas en el apartado Advertencia Importante del prospecto. Del mismo modo, conviene evitar su consumo si se sufre de asma, congestión, secreción o pólipos nasales, enfermedad cardiaca, hinchazones en las extremidades, lupus o enfermedades de los riñones e hígado.

Cabe señalar que este producto farmacológico puede dañar al feto si se abusa de su consumo, o al bebé en fechas posteriores al parto, durante la lactancia. De igual modo, habrá que ofrecer la información necesaria si se planea pasar por quirófano y seguir las instrucciones de los expertos.

Los efectos secundarios

Volver habitual la ingesta de ibuprofenos puede abrir la puerta al estreñimiento, gases, mareos, zumbido en los oídos, nerviosismo… si algunos de estos problemas persisten o se vuelven graves, habrá que acudir al especialista.

Si se sufre estos otros: aumento de peso sin explicación, falta de aliento o dificultad para respirar, inflamación del abdomen, pies, tobillos o pantorrillas, diarrea, fiebre, erupción, ampollas o descamación de la piel, picazón, urticaria, inflamación de ojos, rostro, garganta, brazos o manos, dificultad para tragar, ronquera, cansancio excesivo, dolor en la parte superior derecha del estómago, náusea, pérdida de apetito, ictericia en la piel y los ojos, síntomas parecidos a los de la gripe, piel pálida, ritmo cardíaco rápido, orina turbia (decolorada o con sangre), dolor de espalda, micción difícil o dolorosa, visión borrosa, cambios en la visión de los colores u otros problemas de visión, dolor de cabeza, rigidez de nuca o fiebre, habrá que dejar inmediatamente de consumir este medicamento e ir de urgencias al médico.